Un clamor popular que se apagó

octubre 19, 2009 by  
Filed under Cee

En el año 2001, la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) decidió replantearse su esquema de distribución territorial. Para ello nombró una comisión encargada de dibujar el nuevo mapa de las oficinas de recaudación. En aquel primer esbozo de reforma, que no llegó a aprobarse ni a hacerse público, algunas oficinas de localidades pequeñas desaparecían del mapa. Sin embargo, en previsión, tal vez, de la que podría montarse, la Agencia decidió crear una nueva comisión que se encargase de la reestructuración del servicio partiendo de una premisa base: no desaparecería ninguna sede territorial.

Fue esa la propuesta que finalmente saldría adelante, una decisión tomada en Madrid que afectaría directamente a un buen número de dependencias en toda España. Entre ellas estaban las existentes en una pequeña localidad de la Costa da Morte. Cee -con Ortigueira, Carballiño y Celanova en toda Galicia-, se quedaba sin demarcación geográfica. Pasaba a ser una oficina de nivel 3. La alarma surgió del Sindicato Independiente de la Agencia Tributaria, que apuntó a que Cee se arriesgaba a perder un servicio. Y la bola empezó a rodar monte abajo. A finales del 2005 La Voz avanzaba lo iba a ocurrir, y en pocos días comenzaron las reacciones.

En poco tiempo, seis ayuntamientos aprobaron en sus respectivos plenos sendas mociones pidiendo que no se recortara ni un solo servicio en Cee. Fisterra, Muxía, Carnota, Zas y Corcubión se sumaban a las protestas. Neria también tomaba cartas en el asunto y pedía una reunión con el ministro de Economía que no llegaría a producirse. Desde la asociación de empresarios Ara Solis de Fisterra también hicieron movimientos. A la Moncloa llegó una carta remitida desde Fisterra por los empresarios pidiéndole al presidente que anulase la intención de practicar recortes en las dependencias de Cee. También enviarían un escrito al Defensor del Pueblo.

La comarca empezaba a movilizarse mientras desde la Agencia se insistía en que los cambios no se notarían y en que las cosas seguirían igual. Sin embargo, documentos internos de la agencia dejaban claro que Cee se quedaría para prestar «básicamente servicios de información y asistencia». No iba a haber recortes, decía, pero sí «un adecuado dimensionamiento de las oficinas», todo un eufemismo que evidenciaba el objetivo perseguido, justificándolo, además, en que los nuevos medios informáticos permitían ya hacer mucha gestiones desde casa sin necesidad de acercarse a los mostradores.

La cuestión de Cee llegó incluso al Congreso de los Diputados, en forma de pregunta formulada por el diputado nacionalista Francisco Rodríguez. Se le contestó entonces que no estaba prevista ninguna reducción de funciones en la localidad.

La respuesta no debió ser del todo cierta, porque el BOE del 3 de abril del 2006 consumaba otra cosa. Cee perdía su demarcación geográfica y determinados servicios. Desde noviembre de ese año, como constatan con evidente malestar desde algunas gestorías de Cee, determinadas gestiones hay que hacerlas en Carballo.

Menos, más

Las reducciones de servicios en Cee causaron un profundo malestar en el municipio y en su entorno. El entonces alcalde ceense, el popular Antonio Domínguez, fue uno de los que se mostró más críticos con el tema. Él mismo llegó a convocar una manifestación que logró juntar a medio millar de vecinos frente a las dependencias de la Agencia Tributaria en Cee. Las manifestaciones convocadas por políticos suelen estar marcadas por un seguimiento partidista, pero la que se produjo el 22 de abril del 2006 en Cee dejó claro que había logrado aunar fuerzas. Por allí pasaron varios alcaldes del PP, pero también ediles nacionalistas de distintos ayuntamientos. Los del PSOE también se dejaron caer para mostrar su oposición al recorte. En la manifestación estuvieron concejales socialistas de Cee y, entre otros, el alcalde de Dumbría y entonces presidente de Neria, José Manuel Pequeño.

Si las mociones aprobadas por los ayuntamientos no valieron de nada, la manifestación tampoco tuvo un gran peso en la decisión de la Agencia. El mismo que las cartas al presidente y al Defensor del Pueblo e idéntico a las preguntas parlamentarias del BNG. En noviembre de ese año, dos meses antes de lo previsto, el recorte de Cee quedó consumado.

Sin embargo, mientras en Cee se adaptaban al sabor amargo de la pérdida, en la otra punta de la Costa da Morte se frotaban las manos. Carballo ganaba peso específico, convirtiéndose las oficinas de la AEAT en punto de referencia para 20 municipios del entorno. Para su alcalde, lógicamente, se trataba de una gran noticia. Lógicamente, no hubo movilización alguna en la comarca de Bergantiños para frenar lo que se avecinaba en Cee.

Todo apuntaba a que la guerra seguiría hasta que se viese una rectificación. Sin embargo, de la noche a la mañana las quejas por la pérdida de Hacienda se quedaron en el olvido. Las oficinas siguen en su sitio y no hubo movimientos forzosos de personal. Siguen prestando servicio a todos los asalariados y a pequeñas empresas para determinadas gestiones. Para otras hay que ir a Carballo. Lo saben bien las gestorías, cuyos trabajadores gastan ahora más neumáticos.

Cuenta el actual alcalde de Cee, Ramón Vigo, que las cosas quedaron sin nuevos cambios. Cree que la demanda se apagó sin dejar huella porque la petición de permanencia no era algo que afectara a la población. Solo a algunas empresas. Lo que hubo, dice Vigo Sambade, fue una pérdida de entidad. «Agora está máis cerca da desaparición que do crecemento», cuenta el regidor. Pese a la presión de entonces, en el Ayuntamiento no constan quejas derivadas de aquella reestructuración. «Ás veces -resume el alcalde ceense, como si se tratase de una característica espiritual de la comarca- asumimos os cambios con moito estoicismo».

Comments

Comments are closed.